domingo, 28 de noviembre de 2010

Ambigú….

LA RETROALIMENTACION

Gerardo Castillo Riera

gcastillor@hotmail.com

Mi principal profesión y la que mas me agrada es la de ser maestro, antes que la de quesero, porque me gusta enseñar, pero la unión de estas dos profesiones me ha traído agradables momentos y en ocasiones he unido las dos para enseñar a hacer queso pero no solo la técnica de su elaboración sino que fue, como dicen los entendidos, una verdadera integración vertical. Enseñamos desde la geografía local hasta la química de la leche pasando por la historia caroreña, la contabilidad y el mercadeo. Este breve preámbulo viene al caso para introducirnos en un tema que quizás no es gastronómico pero que tiene que ver con esta columna que semanalmente, cuando no tengo muchas ocupaciones, tratamos de hacer para los lectores que les gusta o les llama la atención el tema.

Pero también para hablar de que lo que nutre a un docente y lo estimula a seguir en esa noble y agradable tarea es la comunicación con sus alumnos, en este caso lo que nos nutre a seguir escribiendo, la retroalimentación o feedback en inglés, que no es otra cosa que lo que nos devuelven cuando se manda una comunicación al lector y este al devolverla hace la alimentación al revés; o sea, de allá para acá. El Dr. Alexis Márquez Rodríguez, persona mas que calificada para hablar de ello, nos conversa en la siguiente forma: “… cuando se transmite un mensaje, el receptor del mismo responda al emisor de modo que su respuesta constituya un nuevo mensaje, de retorno. La respuesta puede ser de diversos tipos; la más simple es cuando el lector de un texto periodístico… responde al autor o beneficiario del texto… para manifestarle su parecer al respecto.”

Y verdaderamente me han agradado mucho los comentarios, e incluso los reclamos muy justificados de personas que piden que hable sobre sus preparaciones y recetas. Son tantas las cosas de nuestro patrimonio gastronómico que nos faltan por contar y describir que tenemos material para unos cuantos artículos más. Solo que no puedo escribir sobre todo en uno solo; debemos ir mostrando poco a poco para que no quede nada sin nombrar. Por ejemplo, muchos me han comentado sobre nuestro ultimo articulo de la Denominación de Origen y se han manifestado interesados en conocer mas detalles al respecto, porque creen que eso puede ser el inicio de un buen movimiento cultural que traspase las fronteras regionales y opinan también que es imperiosa la necesidad que la Alcaldía se dedique a promocionar el municipio entre otras cosas también muy importantes.

Pero igualmente me agrada mucho que personas me inviten a que compartamos una comida para mostrarnos recetas familiares que las guardan con orgullo, celo y con nostalgia por quienes se las enseñaron hacer. En fin, la retroalimentación necesaria para sentirme motivado, no solo a escribir sino de la misma manera a investigar, incluso fuera de Carora, se ha logrado y vaya en que forma. La gente del común, como decía el gran Chio, es la que se me acerca y eso me agrada. Así que agradecido estoy por los hermosos comentarios que me han llegado.

La receta de esta semana no es propiamente caroreña pero si recuerdo que en mi casa se preparaba religiosamente todos los diciembres y he averiguado que en muchos hogares también tienen la misma costumbre; esa es una muestra de lo que decíamos en otra oportunidad, de los usos y costumbres que vamos agregando a nuestro gentilicio de otras latitudes y que nos enriquecen como cultura. Nuestra ubicación geográfica facilita eso, estamos en la confluencia de la corriente zuliana y de la corriente andina y esta es de la corriente andina. Esta receta la obtuve de una página de Recetas Olvidadas de Mérida y me pareció oportuna por la llegada navideña. Pero mucho cuidado porque rasca al dejarla fermentar. La copio tal cual esta en la pagina en referencia. Buen provecho y SALUD.

CHICHA DE MAÍZ

Ingredientes:

1 Kilo de Maíz

1 Panela y 5 litros de agua

Especias (clavo, guayabita, canela, anís estrellado)

Cocinar el maíz en agua hasta que ablande. Enfriar, moler y desatar en agua nueva. Volver a cocer meneando como si fuera un atol hasta que quede bien cocido. Enfriar y dejar reposando hasta el día siguiente.

Por otro lado, con la mitad de la panela, hacer un guarapo y dejar reposando también hasta el otro día. Al día siguiente, con el resto del papelón y las especias, hacer una miel.

Amarrar en una olla seca de barro un liencillo. Ir agregando poco a poco, pocillos (tazas) de guarapo de panela y de maíz, restregando para que pase.

Una vez terminado, se le agrega la miel colada y se revuelve. Dejar enfuertar varios días. La persona que nos dio esta receta nos hacía dos recomendaciones: utilizar siempre ollas bien secas para evitar que la chicha se ponga babosa y utilizar un “Justan de Vieja” (ropa interior) si no se tiene liencillo... Igualmente recomendaba que las ollas de barro es necesario curarlas antes, calentándolas y restregándolas con papelón o un cambur maduro por fuera.

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