sábado, 24 de julio de 2010

Ambigú….

CADA PULPERO ALABA SU QUESO

Por: Gerardo Castillo Riera

gcastillor@hotmail.com

Y PARTE III

Recuerdo también que donde actualmente están las ruinas, al principio de la calle Lara frente a lo que era el Pajón, la actual Urb.Rio Morere funciono la pasteurizadora Leche Carora, en donde se envasaba la leche del mismo nombre en un envase de cartón que tenia la foto de Carmen Cecilia Herrera. Pero también había quien vendía leche cruda a domicilio, por ejemplo Ramón Teodoro Jiménez que trabajaba con sus hijos Gerardo, Ramón y Toto quienes repartían la misma en un Jeep con cantaras. Son los propietarios, desde entonces de la bomba de gasolina que esta en la entrada de Aregue. Asimismo vendía leche Manuel Oropeza, el de la Canastilla Marina, que la traía de su finca La Milagrosa, quien la repartía era Rigo Paiva, el de Paiva Gas; pero también vendían en casa de Teodoro Herrera, que me imagino la traía de Don Benito.

Después de Leche Carora se instalo en esa misma sede la Kraft, en donde trabajo hasta su jubilación el Wuinche Aníbal Zubillaga, esta planta se la llevaron para Santa Bárbara del Zulia. Posteriormente Ricardo Meléndez y otros coterráneos instalaron ICA, que era igualmente una productora de quesos, hasta que la inundación del 73 la acabo. Anduve en una lancha, durante la misma con mi suegro Don Yona, sacando motores de ICA para repararlos. Hay que recordar igualmente a Inlaca, o leche Carabobo que funciono durante muchos años en la avenida la Feria, hasta que por pleitos laborales cerro y la mudaron a Valencia donde esta actualmente.

Pero como los caroreños tenemos unas vainas que solamente se nos ocurren a nosotros, creo que en toda la bolita del mundo no hay quien venda suero de a cucharada. Pues si, hay en Carora vendedores ambulantes de suero y crema que andan en bicicleta, que lo venden en esa forma. Sino que lo digan el Guachi, o el Ratón o María la suerera que trajinan pedaleando por las barriadas haciendo ese decente oficio.

Hay que hacer mención a quienes han logrado llevar más allá de nuestras fronteras regionales sus productos bien elaborados y bien envasados. Por ejemplo Rolando Herrera con su excelente queso madurado La Virginia que lo elabora con todas las de la ley no lo seca con acido bórico ni nada por el estilo, como inventan algunos picaros. Hace lo que se llama una verdadera integración vertical, produce la leche, elabora el queso, lo madura como es, lo envasa y lo vende. Pero igualmente Víctor Aldana y Francisco Olivera que hacen con sus cremas y sueros que el gentilicio caroreño resalte en las capitales.

Y en cuanto a los productos lácteos de leche de cabra hay que decir que es difícil conseguir un hogar de caroreños en cualquier parte del país que no consuma queso de cabra, el tradicional, el de cincho pues; porque la gente que pasa por las carreteras y compran queso de perita, se van con la creencia que son de cabra, y es una tremendura de los que lo expenden porque la leche de cabra no se hace elástica para lograr elaborar peritas.

Hay que mencionar a Gustavo Martínez quien se arriesgo a comercializar unos quesitos de cabra aliñados llamados La Haciendita y que todavía lo hace. Pero también a Sonia Meléndez quien se dedico en la elaboración de quesos de cabra para untar y que se conocen a nivel nacional con una buena fama. Y a Luis Arturo Fernández que en su granja de Las Palmitas no solo elabora también pasta de untar sino que envasa leche de cabra pasteurizada y se la lleva para Maracaibo donde es muy cotizada.

En fin, los caroreños vivimos de la ganadería y la agricultura, unos la producen otros la transportan, otras elaboramos los lácteos y otros los comercializan. Sigamos enalteciendo el gentilicio produciendo mas y mejores productos y rechacemos contundentemente la producción tramposa de vaca mocha, porque es moralmente inaceptable, se destruye al productor quien tiene que bajar el precio de la leche para poder competir deslealmente con un producto que es pagado con el dinero de todos. Ello hace que merme la cantidad de cabezas de ganado porque para poder cubrir sus gastos debe mandar animales al matadero.

Pero lo que si es cierto es que como cada pulpero alaba su queso, nosotros no nos podemos quedar atrás, y en resumidas cuentas no hay mejor queso que el caroreño y si es del Museo del Queso de Lactuario San Antonio mejor todavía.

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